Enigma Internauta | Capítulo 2: el tiempo medido en distracciones digitales

Link al Capítulo 1.

Beneficios de la red desconectada

Todo libro tiene un gancho particular, una idea central que consigue unificar todo el material y lo convierte, con un poco de suerte, en algo novedoso.

En este libro, esa idea que engloba todo en un paquete más o menos interesante es la idea de una red desconectada. Navegar fuera de linea.

¿Cómo resumir rápidamente esta idea? Navegar fuera de linea es darse cuenta que la red funciona mejor cuando la desconectamos de la red…. Aunque tal vez esa última explicación sea demasiado poética.

Voy a probar con algo diferente.

Hay dos características que, a mi entender, vuelven a la red de redes tan provechosas para nuestras vidas. A saber:

1- La red nos aporta una fuente de información que se actualiza de manera instantánea.

2- La gran cantidad de información parece una ventaja en si misma. Una vez que recibimos tantas fuentes de datos es dificil aceptar menos.

Hasta ahora nada nuevo, una descripción bastante superficial de internet.

Puedo tener una enciclopedia en mi computadora, esos son muchos datos. Pero son datos que no se actualizan instantáneamente como una enciclopedia en linea. Y son datos que provienen de un solo origen.

Entonces cualquier colección de datos va a parecer aburrida si se compara con la colección que presenta internet. O eso me parece, en un primer momento. ¿Puedo cambiar de opinión?

Lo que quiero argumentar es que esas dos cualidades de la red a veces llegan a eclipsar las posibilidades de toda las demás opciones viables.

Se trata de regalos envenenados, porque no siempre necesitamos estar en linea para recibir los beneficios de la red. De hecho no siempre necesitamos que los datos se actualicen en todo momento. Y la calidad de la información, junto a la forma de navegar por ella, puede ser recorrida de otras formas. Todo sin que nuestra experiencia de internet resulte afectada de forma negativa.

Más actualizado, menos actualizado

Creo que voy a poder explicar todo esto un poco mejor utilizado un ejemplo.

Pensemos en un diario en linea, algún periódico muy popular por su información de eventos cotidianos. Se trata de una publicación que se encarga de transmitir noticias escritas en internet y que tiene la posibilidad de renovar la información instantáneamente. Tanto es así que un periódico impreso en papel se aparece como algo terriblemente lento.

En la época en que los diarios de papel eran lo más vendido, esto es cuando tenían poca competencia de otros medios, se actualizaban en una versión a la mañana y otra a la tarde. Ni comparación con la velocidad de la red, donde las noticias son agregadas tan rápido como van saliendo.

La ventaja de una versión en linea de un periódico parece ser aplastante frente a su contraparte de papel. ¿Quién no quiere tener el dato más nuevo? Leer noticias de ayer no parece algo exactamente divertido o provechoso.

Leer o ver noticias de hace una semana puede parecer la actividad más aburrida de la tierra. Descontando algún que otro uso muy puntual, de nada va a servirnos esa información desactulizada en la vida diaria.

Pero ahora pensemos en una noticia en particular, aunque se trate solamente de una noticia creada para la ocasión.

Digamos que el diario informa sobre un robo en un restaurante, de donde se llevaron todas las mesas y las sillas. La historia tiene un inicio pero no tiene un final: el lugar fue robado por alguien pero todavía no se hizo un arresto. Dos días más tarde la historia se completa cuando se recupera lo robado y el periódico publica la resolución. Con el inicio y el final tenemos todo lo que necesitamos saber.

Sin embargo, como bien podemos suponer, un diario en linea va a actualizar su portada con datos sobre el caso mucho más que dos veces. Después de todo el diario no necesita noticias para llenar dos ediciones, necesita noticias para justificar visitas las 24 horas.

Cada detalle del caso, desde declaraciones de las personas involucradas, imágenes, videos, teorías y análisis van a ser compartidos con el público ni bien aparecen. Y cada una de esas noticias va a venir acompañada de su propia sección de comentarios, que otra vez se van a actualizar con sus propios chistes, opiniones, y criticas todo renovado al instante.

En total de principio a fin la noticia va a incluir múltiples notas y miles de palabras. Decenas de horas de video.

Como dije antes, para conocer todo lo que necesitamos saber del caso del robo del mobiliario al restaurante nos alcanza con dos cosas: el inicio y el final de la noticia. Todo lo que ocurre entre esos dos puntos es entretenimiento o simple relleno. Eso si no consideramos la misma noticias original como simple entretenimiento, realmente no es algo de vital importancia para conocer.

Pero incluso si queremos estar al tanto de todo, podemos aceptar que gran parte del caso fue relleno. El principio y el final contiene todo lo que se puede saber, la primicia y la conclusión.

Puede ser que todo el desarrollo de la noticia sea valioso desde un punto de vista periodístico para alcanzar finalmente el cierre de la noticia, pero parece un poco como sacar beneficio del trabajo tras bambalinas. Si antes todas esas entrevistas formaban parte de la investigación completa, hoy aparecen como piezas aquí y allá para mantener la misma noticia en movimiento.

Pensemos que si nos toman un examen sobre el caso del mencionado robo del mobiliario de restaurante, la persona que conozca las dos notas de apertura y cierre sabe tanto del caso como aquella que siguió todas las cuarenta y seis notas intermedias.

Y podemos imaginar que la persona con solo esos dos contactos con la información estuvo más relajada que la segunda, sin tener que lidiar con una gran cantidad de detalles que no la llevó a ninguna parte y que resultaron superfluos al final de todo.

Lo mismo ocurre con otras noticias.

Imaginemos por ejemplo alguna medida económica realizada por un gobierno. En la mayoría de los casos va a alcanzarnos con saber los detalles completos del asunto, después de todo vamos a tener que actuar en consecuencia de eso. Todos el intermedio hasta la promulgación de esa medida, desde las entrevistas hasta las reuniones de cada gabinete son por lo general superfluas para los efectos prácticos.

Al cierre de cuentas puede discutirse la relevancia de todos esos detalles, tal vez son entretenimiento o tal vez no. Pero lo seguro es nos alcanza con conocer una sola noticia para entenderlo todo, y es la única nota que informa los detalles luego que la medida fue establecida. No tengo que preocuparme de perderme los detalles, seguro esa última nota va a incluir un resumen de todo escándalo jugoso al rededor de la decisión.

En resumen, seguir una historia de actualidad mientras se desarrolla es una opción pero parece no afectar que tan informada resulta una persona.

Ahora bien, esto no va en contra de los diarios, los noticieros o de las noticias. Simplemente es una forma de señalar como algo que se presenta como una ventaja para el público, la posibilidad de tener noticias instantáneas, termina por generar más ruido que información valiosa en la vida de una persona. Una vez más, esto no va en detrimento de la información.

Sin embargo las noticias en linea son otro punto de consumo compulsivo en la experiencia de internet, por eso tengo que tengo que mencionarlo aunque pueda equivocarme en la conclusión.

¿Cómo actúa frente a todo esto alguien que quiere practicar la navegación fuera de linea? Bueno, volver a recibir periódicos en papel no parece buena idea. Su época de popularidad no se encuentra cerca de volver, e incluso si volvieran a ser populares el costo de su producción parece ser demasiado alto para el medio ambiente. Crear más diarios en el estilo clásico no se muestra como la respuesta, al menos si tenemos en cuenta ese gasto de recursos, energía, tinta, y distribución.

Una persona determinada a explorar la navegación sin conexión va a revisar alternativas para no caer en una situación similar. Como por ejemplo conseguir un programa o servicio que se encargue de mostrar a la mañana y a la noche las noticias más importantes de la jornada. En algún punto hacia a eso se dirigen muchas organizaciones periodísticas, que se dedican a vender informes por suscripción o acceso a notas específicas.

O tal vez la persona va a encontrar una forma de tener cada viernes por la noche un resumen semanal de las noticias más importantes, aquellas que tienen un gran peso o gran interés según su parecer. Otra alternativa puede ser una aplicación de noticias que descargue solamente los datos que consideramos importantes.

Una vez descargada esa información se tiene la experiencia original del diario, sin discusiones en los comentarios ni notas de relleno, lista para revisar cuando queramos. Y más importante, sin la apremiante sensación de que nos estamos perdiendo de algo solo por no actualizarse.

La navegación fuera de linea implica saber cuando la actualización constante de los datos es una ventaja y cuando es una desventaja para nuestro bienestar. Este mismo balance en el consumo de la información se presenta una y otra vez en diferentes áreas, como vamos a revisarlo más adelante.

Información a precio de descuento

Ya estuvimos analizando porque ocurre que a veces algo que se presenta como una ventaja de la red, esto es la actualización constante de los datos, termina por ser menos útil de lo que parece en la práctica.

Pero eso no va en contra de la red, no es un ataque a la red. Es algo que simplemente nos ofrece otra forma de pensar cómo usamos la información.

Bien meditado recibir noticias de todas partes es lo bastante valioso en si mismo, incluso si modificamos la velocidad en que recibimos esos datos. Todas esas noticias amplían nuestros horizontes.

Por supuesto no toda la información vale lo mismo, y hay detalles que queremos en el instante. La ventaja o desventaja de la inmediatez se puede interpretar según lo que buscamos en el momento, y la filosofía de la conexión fuera de linea se ajusta a eso.

En todo esto nuestro balance emocional también entra en consideración.

Pero voy a detenerme un poco en el otro punto que mencioné antes. La internet presenta una ventaja que es difícil de comparar: crear nexos entre toneladas y toneladas de datos al rededor del mundo. Ninguna librería física podría contener toda esa cantidad de libros, música y video. Pero adelanto la conclusión de todo esto: podemos beneficiarnos de toda esta información sin necesidad de encontrarnos en linea todo el tiempo.

Pensemos todo con un ejemplo.

Digamos que nos interesa aprender un nuevo idioma. Tenemos la oportunidad para hacerlo, por lo que nos decidimos a buscar algunos recursos en internet. Si nos comparamos con alguien que se pusiera esta tarea antes de la existencia red, vamos a encontrar que tenemos muchísimas ventajas.

En el pasado una persona iba a poder elegir solamente entre los cursos o los libros que se vendieran o prestaran en su zona. Si contaba con la suerte de tener una biblioteca cerca, podía sumar algunos manuales más. Eso dependiendo del tamaño del lugar, tal vez algunos casetes de audio o películas del tema. Con suerte alguna de sus amistades iba a poder prestarle unos apuntes extra.

Vamos a imaginar que en total esa persona que quería estudiar un idioma antes de la red encontraba diez opciones diferentes para aprender de manera más o menos autodidacta.

En contraste hoy puedo encontrar miles de opciones para aprender un idioma con una simple búsqueda rápida de internet. Puedo descargar manuales creados para todos los niveles de aprendizaje. Tengo incluso la opción de comprar libros de alrededor del mundo para que los traigan hasta donde estoy, o puedo conseguir cursos creados especialmente para enseñar. Incluso puedo conseguir clases dictadas en vivo a través de la red, o tener acceso a traducción instantánea.

El ejemplo se aplica al caso de aprender un idioma o de aprender prácticamente cualquier otra cosa.

Pensado así y si nos apuramos a contestar, vamos a terminar por decir que mil opciones para aprender son mejores que diez. Y en parte es cierto, ese abanico de opciones nos presenta una ventaja única en la historia de la humanidad. Una fuente desde donde se desbordan los datos.

Pero si lo pensamos con profundidad vamos a encontrar otra vez más que se trata de un regalo envenenado, el agua de esa fuente poco ayuda para terminar con la sed.

Para empezar va a ser imposible que podamos aprovechar los diez libros que teníamos antes en nuestro poder, ya ni hablemos de usar los mil libros que tenemos ahora en potencia. Simplemente no vamos a tener tiempo para leer y aprender de todo eso.

E incluso si pudiéramos leer y aprender de esa decenas de manuales, lo más seguro es que el material va a empezar a repetirse volviendo la tarea algo insustancial. Lo mismo ocurre con cursos en video, mucho para ver e incluso si todo fuera igual de bueno los datos se empiezan a repetir rápido.

Va a llegar un punto donde estamos repasando los mismos tiempos verbales y los mismos ejemplos de conversación, con pequeñas variaciones. Pueden existir infinitas variaciones para preguntar “¿Dónde esta el baño?” en un determinado lenguaje, pero alcanza con saber preguntarlo de un solo modo. A los efectos prácticos vamos a poder encontrarlo de todas maneras.

El siguiente problema de esta variedad desaforada de opciones es que existe una gran cantidad de relleno que solamente sirve para inflar el número. Ese relleno oculta lo verdaderamente valiosos para nuestro bienestar.

Si tenemos solamente diez opciones, tal vez solamente dos de ellas se ajustan a lo que necesitamos para aprender. Son los dos libros mejor explicados, o los que mejor encajan con nuestra personalidad. Encontrar dos opciones valiosas entre diez en total no parece un asunto imposible. Incluso si no son las mejores alternativas, podemos descansar tranquilamente sabiendo que vamos a realizar el mejor esfuerzo usando lo mejor que tenemos.

Por otra parte si tenemos mil libros y solamente veinte se ajustan a lo que necesitamos para aprender, encontrar esos veinte se vuelve mucho más complejo. Puede ser que los mejores veinte libros entre mil sean realmente excelentes, pero el gran problema es encontrarlos. Vamos a necesitar una buena cantidad de suerte y revisar muchas reseñas para encontrar lo que necesitamos.

Y a fin de cuentas por el asunto de los temas que se pisan entre si, incluso si encontramos esos veinte libros ideales todavía vamos a tener que decidirnos solamente por uno o dos.

Notamos entonces que nuestras opciones pueden ser mil, cien mil o un millón, pero los problemas que enfrentamos son los mismos.

Desde la filosofía de la navegación fuera de linea, nuestra forma de obrar es la simplificar todo esto. No dejarnos deslumbrar por todas las opciones. Si seguimos el camino de nuestro ejemplo, el objetivo original era aprender un idioma. El objetivo no era paralizarnos frente a la posibilidad de cometer un error frente al libro a elegir o gastar dinero y recursos en materiales que no vamos a usar.

Por supuesto esto mismo se repite en otras cosas. Por ejemplo una plataforma puede ofrecerme elegir entre un millón de canciones, pero solamente una fracciones de esas canciones va a interesarme. O un videojuego puede presentarme mil tareas para hacer, pero no tengo que sentir la obligación de terminar todas esas tareas. Puedo intentar crear mi propia experiencia, usando la red de otra forma.

Estos dos temas van a repetirse a lo largo de todo el libro. En múltiples oportunidades vamos a revisar en que formas la actualización de los datos constante y la sobreabundancia de datos de dudosa calidad actúan contra nuestros mejores intereses. Pero este es un proyecto optimista, por lo que vamos también a revisar técnicas y formas en las que podemos sacar un mejor provecho de nuestro tiempo en linea.

Otros lugares donde no encuentro respuesta

Es muy complicado hablar del pasado de una forma objetiva, incluso cuando se trata de cosas que experimentamos de manera directa.

A la distancia un acontecimiento que nos resultó trágico en un primer momento, con los años puede convertirse en una anécdota divertida. O por el contrario, algo que parecía beneficioso ayer puede ser recordado como algo malo décadas más tarde. Se agrega que la nostalgia puede hacer que recordemos un evento en una forma más positiva de lo que en realidad fue.

El conocimiento de este asunto, saber lo complicado que se vuelve comprobar la propia experiencia del pasado personal, hace que comenzar un libro sobre tecnología y nuestros hábitos al rededor de la red se vuelva mucho más difícil.

Si naciste antes del cierre del siglo XX, es muy posible que hayas conocido un mundo para el cual la misma palabra “internet” era un misterio para la mayoría de la población. Tal vez ya eras mayor de edad cuando usaste por primera vez la red, lo que te llevó a vivir el pasaje a una humanidad súper conectada con total conciencia.

Puede ser también que pasaras una niñez en la que internet no era de un uso común en los hogares, pero que ya estaba empezando a levantar vuelo en algunos lugares específicos, y la red apareció en tu vida de una forma que te pareció bastante gradual.

Pero la realidad es que los relatos de esa época de la antigüedad, historias de un mundo que no conocía internet, son cada vez mas difíciles de encontrar. Se trataba de un mundo donde nadie se asustaba por llamados telefónicos que podían durar horas. O donde el éxito de un tramite a distancia implicaba el dudoso correcto funcionamiento de las máquinas de fax.

En ese pasado los video-clubs llevaban el pulso del mundo audiovisual, y las salas de arcades con toneladas de fichines eran el centro neurálgico de los videojuegos competitivos. Se trataba de una época donde los centros comerciales eran el punto de reunión para las salidas sociales en las ciudades, con sus múltiples salas de cine y gigantescos patios de comidas. La idea de compartir fotos implicaba mostrar un álbum de recuerdos, y las cámaras fotográficas no tenían pantalla integrada.

Por otra parte, si naciste al borde del comienzo del siglo XXI, lo más posible es que internet estuvo con vos desde la primera infancia. Y lo que sucede en ese espacio de la red, una suerte de medio ambiente entre lo tangible y lo etéreo, te resulta tan natural como la lluvia o el viento.

Todo lo que antes tenía una versión física ahora tiene una versión virtual, y no se puede saber que lado es más poderoso. Los espacios físicos como bibliotecas, los cines, los video clubs, las oficinas de correo postal, y muchos otros espacios se fusionaron con la red, a veces siendo reemplazados completamente por su contraparte del ciberespacio.

Pero nuestra relación con la tecnología, puntualmente nuestra relación con internet, se modifica a cada momento. Todo este texto realmente no tiene nada que ver con el año en que nacimos. La forma de entender la red, nuestro vinculo con ella, no se puede empezar a entender midiendo el concepto por generaciones o por décadas.

La relación con la red se actualiza constantemente. Incluso si no le prestamos atención a lo que pasa en internet o no necesitamos entrar en ella, igualmente la política, la economía y la cultura de nuestro entorno o de la humanidad van a depender en gran medida de la comunicación en linea.

Un problema difícil de identificar

Los saltos tecnológicos crean una barrera en nuestra forma de entender el mundo. No es que no existan relatos de un mundo sin internet, es simplemente que no podemos hacernos a la idea de como funcionaban las cosas sin la red.

Podemos imaginar que del mismo modo para un pez es muy difícil entender como una cebra puede desplazarse sin usar aletas o respirar sin contar con branquias.

Haber nacido antes o después de la internet es algo que ya no importa. Y cada vez importa menos cuanto más nos alejamos del momento de la aparición de la red. Las mismas innovaciones técnicas que ocurren en este momento pueden separar tanto a dos personas en dos semanas, como antes podían separarlas cien años de distancia.

Estos cambios de paradigmas son tan profundos y tan abruptos en apariencia que intentar relacionar problemas y soluciones entre los distintos momentos de la tecnología es un verdadero desafío a la inteligencia.

Intentemos imaginar por ejemplo a una persona del futuro que solo conozca del uso de internet por medio de realidad virtual y de controles con sensores de movimiento. Si le contamos a esa persona que en el pasado internet implicaba usar monitores, teléfonos celulares y teclados, simplemente no va a creernos. Le va a parecer tan increíble entonces como hoy resulta increíble el pensar que en algún momento se alquilaron películas en un cartucho plástico con cinta magnética llamado VHS. O que en algún momento de la historia el teléfono, la calculadora y la cámara de fotos eran aparatos separados.

Pensemos en una persona que recibe toda su información de algún sistema de inteligencia artificial. Esa persona no va a creernos que antes necesitábamos hacer nuestra pregunta a un buscador, y luego elegir personalmente la mejor opción basándonos en algunas páginas de resultados.

¿Cuál es el punto de esta idea? El asunto es que por lo general solamente conocemos un aspecto de las cosas, el aspecto que nos resulta más cercano. Al dejar de existir un punto de comparación es difícil comprender la misma forma en que nos sentimos.

Y del mismo modo si hay un problema en el uso que le damos a internet, se vuelve difícil encontrar donde existe un problema, o descubrir si es que realmente existe un problema. Estamos tan cerca del asunto que parece difícil entender como nos sentimos.

La conexión con el presente es tan fuerte que es difícil evaluar la situación. Si había alguna ventaja o desventaja en el pasado, ese asunto se vuelve imposible de entender con el tiempo.

Otra vez, la cebra solamente conoce de correr y el pez de nadar. Correr y nadar son dos buenos mecanismos de supervivencia, pero hay una distancia tan grande entre las dos estrategias que las vuelve incomprensibles para cualquiera que no las utilice. Cualquier beneficio que exista en correr por la pradera se va a perder para el pez. La idea de ponerse a bucear para escapar de los depredadores puede entenderse como una pesadilla para la cebra. Y eso en un caso donde las dos estrategias son exitosas. El entendimiento en un nivel más profundo parece imposible.

Pensado de una forma similar, la idea de navegar usando un teléfono inteligente puede parecer un despropósito para una persona que unicamente utiliza una computadora de escritorio. Pero otras personas navegan con éxito usando solamente un smartphone, y consideran la computadora de escritorio como algo obsoleto.

Hay un nexo que se quiebra entre momentos y vuelve borroso el significado de lo que significa “pasar mucho tiempo en linea”.

Los ejemplos del mismo estilo se encuentran en abundancia. Hay tres cosas en común:

– Una vez que una característica de la tecnología comienza a quedar fuera de uso, puede olvidarse y perderse completamente.

– Los saltos en la tecnología son tan profundos que parece imposible que varias formas de hacer las cosas puedan convivir al mismo tiempo.

– Es muy difícil comprender el efecto de la tecnología sobre nuestra persona cuando no tenemos un punto de comparación estable.

Aunque el ábaco y la calculadora pueden coexistir en teoría, en la práctica no es así incluso cuando queremos hacer una cuenta matemática sencilla.

Voy a volver con todo eso más tarde.

Por ahora: ¿Cuántas horas son demasiadas horas de conexión? Ya pensamos en eso en el capítulo anterior. Después de todo, 16 horas de conexión significa simplemente mantener el teléfono encendido desde despertarse hasta dormirse, suponiendo que alguien duerme el resto de las 8 horas. Entonces 16 horas de conexión ya no suena tan extraño. Si el nuevo promedio de conexión se generaliza en dos terceras partes del día, cualquier efecto de más o menos internet pasa a volverse difícil de precisar.

Revisando lo mismo de otro modo, encontrarse en linea en muchos casos se vuelve parte central de la vida de las personas. A veces se trata de cosas que no pueden evitarse. Un mismo número de horas en linea puede parecer mucho para alguien que no estudia desde internet, pero puede parecer muy poco para alguien mas que asiste a sus clases de forma remota. Investigar dos horas en una biblioteca puede presentarse como una eternidad para la misma persona que puede investigar dos horas en un sitio de la web mientras utiliza cinco páginas distintas.

En esto internet se diferencia también de otras actividades o sustancias. Es fácil encontrar la diferencia entre tomar una taza de café con azúcar y tomar cuatro. O es fácil notar la diferencia entre tomar una copa de vino y cuatro copas. Los efectos entre casa caso, la diferencia entre una y cuatro tazas, se empiezan a notar en el cuerpo y en la forma que pensamos. Pero no ocurre de la misma forma con la red, donde la diferencia entre navegar una o cuatro horas seguidas parece ser más sutil.

Supongo que todo esto representa solo algunas de las dificultades de analizar lo que puede resumirse como una actividad adictiva. Internet genera un comportamiento adictivo que no esta atado a nada físico. El uso compulsivo de la red parece asemejarse más en todo caso más a la adicción al juego que al alcoholismo, aunque solo sea porque no existe una sustancia involucrada. Por supuesto este es mi análisis externo, solo con el entusiasmo de analizar la idea.

Solamente nos ocurre con una introspección más delicada que podemos notar el efecto que navegar por la web tiene en nuestra constitución. Aunque eso último va a depender mucho de cada persona. Por ejemplo una persona puede usar videojuegos durante horas sin sentir ningún cambio en especial en su animo, mientras que otra persona siente gran nerviosismo o estres con tan solo unos minutos del mismo juego.

Otra cosa que ocurre con otros elementos físicos es que también parece más evidente el momento en que se encuentra un punto de saturación.

Volvamos de nuevo al ejemplo de las frituras del primer capítulo. Podemos imaginar a alguien que en una fiesta come un manojo de papas fritas y siente algo de sed. Cuanto más se acerca a su límite, ese fatídico quinto paquete seguido que representa su punto máximo, más siente que se marea y flaquean sus fuerzas. Si agrega unas frituras más, esa persona puede llegar a lanzar por el pavimento todo el contenido de su estomago, incluyendo su cena, la cerveza y quien sabe que otra cosa espeluznante.

O en el caso de un problema con el juego, es comprensible que impidan que alguien siga apostando cuando ya no tiene nada para endeudarse. La persona puede querer seguir apostando, pero su misma realidad va a actuar para intervenir aunque solamente sea un falso freno temporal generado por las circunstancias.

Esto último es más difícil de notar con internet, donde el paso de un periodo de una hora o de cinco horas de navegación seguidas se nos muestran como un lapso prácticamente igual.

Al menos en un primer momento, alguien puede pasar años desperdiciando cada momento de su vida en la red sin que nadie de su entorno note cualquier detalle de alarma. No se presentan frenos ocasionales, o al menos no frenos directos.

De hecho muchos de los problemas que internet causa, y que a veces son fácilmente identificables, parecen ser más un subproducto de la navegación que algo propiamente causado por la red.

Imaginemos que alguien pasa gran parte de la noche sin dormir y que usa ese tiempo para ver videos en linea. Esa persona va a tener por ejemplo dificultad para concentrarse o malestar general durante el día siguiente. Pero los síntomas de la falta de sueño no serian muy diferentes si para el caso hubiera pasado la noche leyendo libros o escuchando música en lugar de dormir.

O por ejemplo, alguien puede pasar tanto tiempo utilizando la computadora que va a tener problemas circulatorios causados por el sedentarismo y la falta de movimiento. Eso va a resultar en un freno que le va a obligar a actuar, aunque solo sea porque alguien nota la emergencia.

Otra vez, ese nuevo efecto parece ser un subproducto de cómo se usa la red más que un problema de la red. Si la persona hubiera pasado el día usando internet moviéndose de tanto en tanto, el problema circulatorio nunca iba a ocurrir. Y tal vez sin ese detalle nadie iba a terminar por notar el problema principal, esa adicción a un comportamiento que aquejaba a la persona.

Por otra parte, la misma red se mueve demasiado rápido como para poner exactamente la lupa en que es exactamente eso que nos esta afectando.

Vamos a pensarlo de esta otra forma. Si tengo que apostar, diría que los efectos del alcohol en las personas no cambiaron mucho en digamos los últimos tres mil años. La bebida causaba mareos hace doscientos años, y va a causarlos mañana. Lo mismo con la adicción al juego.

La emoción y adrenalina de apostar en un juego de cartas hoy posiblemente no sea muy diferente al sentimiento de un juego de hace cien años. ¿Pero qué hay de internet? los modos de uso de la red se alteran tan velozmente que parece borrar de la memoria colectiva cosas que en un principio parecían inamovibles.

Por ejemplo, pasar de la idea del anonimato en la red a la idea de compartir toda nuestra vida en público. Parece una distancia tan grande de cubrir como pasar de cebra a pez, y sin embargo el movimiento hacia una vida sin privacidad ocurrió casi inmediatamente. La adrenalina por validar nuestra vida privada de esta forma parece novedosa, al menos a esta escala. O lo mismo pasar de una internet donde la estrella era el texto para ir a una red donde la imagen y el video tienen la mayor cuota de popularidad.

Otro ejemplo, durante la primera década del 2000 se volvió muy popular enviar mensajes cortos por teléfono celular. Los conocidos “SMS” o mensajes de texto cortos. Toda una cultura se formó al rededor de eso. Por lo general cada mensaje se cobraba por separado, por lo que había que intentar meter la mayor cantidad de texto en cada envío para que la conversación tuviera sentido. Pero esto fue antes de la aparición de los teléfonos inteligentes.

Estos SMS ya casi no son tan populares porque fueron reemplazados por las conversaciones en tiempo real por la red, conversaciones más rápidas y que no se cobran por cada mensaje. Hoy enviar un solo mensaje SMS parece tan antiguo como intentar utilizar una máquina de telégrafos para enviar un saludo de cumpleaños. Ciertamente no la actividad más excitante para hacer con un teléfono.

La actividad de chatear evoluciono hacia otra cosa, y aunque la tecnología del pasado existe es difícil de re implementar. En el caso de los SMS nos argumentarían en su contra que estos mensajes no parecen especialmente atractivos, no tienen imágenes, ni sonidos, no forman una conversación dinámica y parecen muy costosos. El ambiente tecnológico los dejó de lado, aunque en el pasado bien podían ser las bases de otra actividad compulsiva.

Hoy el asunto a discutir podría ser alguna aplicación nueva de mensajería, y otra vez toda la discusión se amoldaría a describir esa otra forma de comunicación. El contexto cambia tan rápido que es difícil de describir.

En otro ejemplo de lo anterior, un sitio web tiene que adaptarse a la forma en que las personas van a utilizarlo. Cuando se vuelve más popular el uso de los teléfonos inteligentes, es entendible que los sitios que mejor se adapten a ese formato van a ganarle a los que no lo hagan. Imaginemos por ejemplo un sitio para compartir imágenes, muy popular en algún momento, pero difícil de desplegar en un teléfono celular. La técnica que hace posible a ese sitio de imágenes va a seguir existiendo, pero si es abandonado por falta de visitas va a terminar siendo olvidado para favorecer otro tipo de página.

Pero esto anterior no dice nada de cuál de las dos tecnologías es mejor, o tampoco cuál es mejor para el bienestar de las personas. El éxito de una tecnología en la web parece depende casi completamente de aparecer en el momento justo de la historia, una técnica más eficiente puede abandonarse en favor de una menos eficiente o a la inversa. Todo depende del contexto, y en cierto modo de lo que parece necesitar el público en ese momento. Aunque lo quisiéramos, una tecnología del pasado no puede ser traída de vuelta para ser usada presente, a menos que el ambiente cambie completamente para volver a aceptarla.

Incluso si pensamos que una tecnología nos resulta útil o provechosa, poco podemos hacer para mantenernos usándola cuando el momento cambia. Aunque eso no impide que algunos formatos vuelvan a ponerse de moda, al estilo de la “moda vintage” que disfruta la moda de tanto en tanto. Ejemplo de esto son las cámaras de foto, que tienen mucha demanda para coleccionismo o algunos proyectos específicos.

Trazar el asunto desde cero

Ya establecimos, o estamos camino a establecer, una idea: es prácticamente imposible conocer cuánto tiempo es mucho tiempo en la red.

Es muy complicado entender los momentos que pasamos en linea simplemente como fragmentos que se puede medir en horas o minutos. La conexión a la red es parte integral para la vida de las personas, involucrando en un solo conjunto el aspecto laboral, el entretenimiento y la vida social.

Como decíamos antes, esto es entendible. La tecnología se esparce como una vinagreta en la ensalada. Empieza a correr superficialmente por la lechuga y termina por cubrir cada tomate que encuentra. Los cambios que produce la tecnología no siempre se pueden notar, no siempre tienen la misma profundidad. Pero ocurren, y cuando lo hacen parecen instantáneos. Hoy tenés un popular perfil con millones de visitas, mañana esa red social cae en desuso y te encontrás con una tecnología abandonada.

Sin embargo ocurre que otras actividades potencialmente adictivas parecen más fácil de aislar de lo cotidiano. Podemos por ejemplo pensar una vida sin videojuegos o juegos de azar. Aunque le parezca difícil abandonar el alcohol, una persona puede finalmente realizar sus tareas moderando o eliminando el alcohol de su vida. ¿Pero internet? No utilizarla es similar a dejarnos en desventaja frente a otras personas que si la utilizan. En la ciudad moderna, la única salida cada vez más parece ser intentar controlar su uso. A diferencia de algo como los videojuegos, la red no puede apagarse del todo. Pero aún así, todo lo que se hace en ese aspecto me parece una increíble pelea que se renueva a cada minuto.

Pensando el uso que le damos a internet en general, es algo difícil encontrar nuestro punto de referencia para entender cómo nos sentimos. El mismo medio de la red tiene alteraciones que impiden comprender o usar experiencias pasadas para poder aumentar nuestro bienestar.

A lo anterior hay que incluirle que internet es una combinación de elementos que, dada la situación determinada, pueden generar consecuencias negativas. Son tecnologías muy bien diseñadas que en el momento correcto pueden desarrollar un habito de uso compulsivo.

Internet es como una navaja multiuso de actividades con el potencial de generar dependencia. En la red es posible apostar, jugar videojuegos, ver pornografía y leer noticias. Podemos obsesionarnos con la vida de futbolistas, influencers o dedicarnos a discutir sobre qué partido político es bueno y cuál es malo. Seguramente estoy dejando muchas cosas afuera. Y son todos entretenimientos que entregan satisfacción inmediata, y que piden no mucho esfuerzo de nuestra parte. En todos los casos la moneda de cambio es nuestro tiempo y la recompensa es inmediata.

Esto no quita que la red es una fuente excelente de información que también hace más sencilla nuestras vidas. Pero los sitios web y las redes sociales tiene cada vez mecanismos más elaborados para retener nuestra atención. Llamemos a estos mecanismos algoritmos, publicidad, no importa el nombre. Y aunque estos dispositivos ayudan a que pasemos más tiempo en la red, la verdad es que no era difícil pasar mucho tiempo en la red desde un primer momento.

Me arriesgo a pensar que aunque no existiera ninguno de estos mecanismos para retener nuestra atención, el influjo de la red todavía seguiría siendo muy atractivo. Si hoy alguien suspendiera completamente el uso de esos algoritmos para permitir a las personas libertad en su propia navegación, es posible que ganáramos autonomía respecto a lo que visitamos o recibimos en la pantalla. Pero no puedo asegurar que solo por eso pasaríamos menos tiempo en la red.

No le quito poder a todos los esfuerzos que el diseño de las aplicaciones y los sitios web hacen para retener nuestra atención. Pero siempre parece haber algo nuevo para encontrar en internet, un lugar nuevo en el que perderse, y eso en si mismo puede resultar lo bastante atractivo.

Y sobre los saltos en las situaciones tecnológicas de la red, pensemos por ejemplo que en un momento los blogs se multiplicaban hasta conseguir millones de lecturas. Luego fueron abandonados en su mayoría en favor de las redes sociales. ¿Y cuántas redes sociales y aplicaciones perdieron su popularidad y terminaron abandonadas? Muchas formas de consumir información se crean y caen en desuso periódicamente. Del mismo modo podemos pasar de hacerle preguntas a un buscador para recibir la respuesta desde un tercer sitio, a ir directamente a hacerle las preguntas a una inteligencia artificial para recibir respuestas directamente. Otra vez, la distancia entre cada periodo de la red es tan difícil de cubrir que parece fantástico.

Estas modificaciones crean públicos completamente distintos. Parece haber tanta distancia entre la persona que consume noticias por blog con la que consume noticias por video como hay distancia entre el entendimiento de un pez con un caballo. No es que una estrategia sea mejor o pero, simplemente es muy difícil encontrar la estrategia de uso de la red más optima para nuestro bienestar.

En resumen no se puede encarar un problema como el uso indiscriminado de la red sin saber dónde estamos parados, o sin conocer a dónde queremos llegar. Para moderar o transformar el uso que le damos a esta súper herramienta de comunicación primero tenemos que analizar estas dos perspectivas.

Las estrategias que obtengamos para usar la red de una forma nueva van a depender de varias cosas.

Necesitamos considerar cuáles son las cosas que ganamos y cuáles son las que perdemos según el uso que le damos a internet, y qué podríamos esperar de su empleo en el futuro. Las soluciones que vamos a encontrar no son universales, dependen un poco de cada persona. Y dependen también de contextos que no siempre podemos alterar.

Bibliografía: Enigma internauta

Ir al capítulo tres.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *